BORISOV 2019 I2 , OUMUAMUA, 2017 I1; DESPUÉS DE SIGLOS DE ESPERA



Decíaamos hace sólo pocos meses que cuando su posición teórica permitía su seguimiento, ni el telescopio espacial Spitzer, ni otros medios astronómicos han conseguido detectar a Oumuamua, el asteroide o más probable cometa 2017 U1, el misterioso que acarreó un sinfín de conjeturas.

La más atrevida, incluso elaborada desde organismos serios como Harvard, es que se puede tratar de una nave exploradora extraterrestre que se ha ido una vez analizado nuestro sistema solar y, por tanto, ya no es localizable ni con los mejores telescopios.

Nosotros, confirmabamos nuestro planteamiento de que se trataba de un cometa acelerado y descompuesto tras su paso por el perihelio.

2017 U1, había sorprendido a la comunidad astronómica mundial al ser el astro cuya energía cinética es con mucha diferencia mayor que la potencial, además de mostrar una velocidad auto-acelerada.

Tras su descubrimiento, el cometa presentó una órbita superhiperbólica de excentricidad e= 1.189 muy superior a cualquier otro precedente de origen natural, como veremos no excesivamente lejos de la órbita parabólica (e=1)

A primera vista, se trataría de un cuerpo proveniente de otro sistema solar, dada su elevada velocidad, independiente a la de atracción del Sol.

Ante estas circunstancias, según describíamos en las anteriores notas, la imaginación podía generar múltiples respuestas. ¿Podría tratarse de un una sonda interestelar propulsada por otra civilización, tipo Voyager o Pionner, recubierta de moléculas heladas atrapadas en su multimilenario viaje?; su pequeño tamaño nuclear podría hacerlo posible, además de su supuesta e integrada alargada forma y, ahora, su inesperada desaparición.

Decíamos también, que la probable respuesta al misterioso astro proyectil, de pequeño tamaño: H=22, es que se trataba de un micro-cometa de ¿400 metros de largo por 40 de ancho?, eso si se tratara de un sólo cuerpo..., según las mediciones de radar de Arecibo y Goldstone, cuyas imágenes reales en nada se parecen a las idílica representación artística que se ofrece por Internet.

El problema fundamental, es que fue descubierto a principios de octubre de 2017, casi un mes después de su paso por el perihelio, el 9.4 de setiembre.

Lo más lógico, es que cerca de su perihelio a 0.25 U.A., o lo que es lo mismo a 38 millones de kilómetros del Sol, el cometa recalentado tuviera una violenta erupción que lo propulsara como un globo que se desinfla a una órbita hiperbólica, además de someterlo a un alargamiento del núcleo y probable escisión múltiple, de ahí su alargada forma semejante a la de los inicios del rosario de cometas Shoemaker-Levy 9 que se estrellaron contra Júpiter en 1995, si bien este último astro fue frenado por Júpiter al traspasar el límite de Roche y no acelerado por los jets del propio cometa como ha sucedido probablemente en el 2017 U1.

El astro desapareció, siendo lo más probable su descomposición al sublimarse sus restos descohesionados.

Decíamos que el objeto ha sido catalogado como: 1I/2017 U1, El 1I indicaría interestelar 1, el primer astro menor interestelar descubierto hasta ahora.

También decíamos que se tardaría mucho en descubrir el segundo, dada la ausencia de razones científicas que demuestren su identidad real.

Es evidente, que muchos cometas perturbados por la gravitación de otros cuerpos de nuestro sistema escapan al exterior con órbitas ligeramente hiperbólicas.

Pero, ¿por qué no se han observado hasta ahora órbitas hiperbólicas de llegada..? A esta pregunta sumábamos otra que nos debía dar la solución: ¿Por qué las órbitas casi parabólicas son de origen cometario…?

A primera vista, podríamos decir que probablemente todos los cuerpos menores que viajan lejos de las estrellas se convierten en cometas, al atraer sobre si, durante su extremada permanencia en el espacio exterior, material interestelar naturalmente helado ya sea de forma gravitatoria o, incluso, ¿electromagnética?, lo que justifica la ausencia de asteroides puros casi parabólicos.

Por otra parte, el incremento de masa por acreción de material interestelar, frenaría la velocidad inicial hiperbólica del cuerpo hasta la casi parábola, al mantener la energía cinética inicial en la nueva masa incrementada.

Como respuesta a este artículo, sólo unos meses después aparece el cometa Borisov 0002I, con una excentricidad muy superior: e=3. Después de siglos de ausencia absoluta de antecedentes de astros superhiperbólicos, ahora aparecen a pares y en el cometa Borisov su excentricidad se aleja absolutamente de la parábola…

Si nos atrevemos a teorizar y el destino no se burla de nosotros, diríamos que el cometa pudo ser perturbado por un cuerpo no muy distante, es decir dentro de un radio de influencia solar, lo que puede indicar un nuevo capítulo de búsqueda de un cuerpo bastante masivo próximo. No obstante su elevada inclinación lo aleja del plano del sistema solar. Se habla de estrellas propulsoras próximas a nuestro Sol…, creemos que una velocidad independiente a la de atracción del Sol de 30 Kms/s., complica mucho una respuesta coherente.



















C. de T.