EL PLACER, LA AUSENCIA DE DOLOR

Desde Epicuro a Freud, la definición de placer es: “la ausencia de dolor”, una definición tanto biólogica, como psicológicamente válida.

Y es que el placer, por si mismo, no existe, sino es por la reducción del displacer continuo, basado en el nivel excitación sensorial permanente, producido por nuestra interacción constante con nuestro entorno, lo podríamos definir como “constante displaciente de adaptación”.

Podríamos definir que el displaciente medio de adaptación no nos produce agrado ni desagrado por simple habito, aunque no deja de ser potencialmente displaciente.

Cuando las circunstancias requieren más esfuerzo adaptativo, se sienten como situación por lo menos de desagrado y, si son de mayor esfuerzo adaptativo, se convierten en dolor.

Por el contrario, cuando las circunstancias psíquicas o físicas descienden de intensidad adaptativa, al ser mas relajantes, se convierten en agrado o incluso en placer.

Cabe destacar que en el aspecto psicológico, el placer o el displacer pueden ser más complejos ya que responderán a ideales adaptativos que pueden ser absolutamente subjetivos…

El continuo displaciente adaptativo puede ser reducido incluso por medios químicos como las drogas, incluso casi anulado durante el orgasmo o cuando la vida se acaba al desaparecer la sensación no sin que antes haya podido ser muy dolorosa...