EL PROGRAMA LUNAR SOVIETICO(1960-1974) LA OTRA CARA DE LA CARRERA ESPACIAL Tras la desaparici¢n de la Uni¢n Sovi‚tica, los t‚cnicos espaciales rusos han desvelado los secretos de su frustrado programa espacial que deb¡a llevar a los astronautas rusos a la Luna, hace ahora 25 a¤os. Por primera vez, se ha tenido acceso a la realidad de los ‚xitos y los fracasos del proyecto lunar sovi‚tico. A mediados de nuestro siglo, s¢lo dos campeones de ideolog¡a opuesta pose¡an los recursos precisos para adentrarse en este nuevo y vasto territorio que es el Cosmos. Prestigio, poder¡o militar y supremac¡a ideol¢gica, empapar¡an el relato de las misiones que se realizaron durante este per¡odo, el inicio de la denominada "Carrera Espacial". Es suficientemente conocida la epopeya americana, as¡ que este trabajo, realizado con motivo del 25§ aniversario de la llegada del Hombre a la Luna, relata los hechos desde la perspectiva sovi‚tica. EL INICIO DEL PROGRAMA ESPACIAL La 2¦ Guerra Mundial tuvo su colof¢n en la apoteosis de las bombas at¢micas americanas. Pronto las tendr¡an tambi‚n los sovi‚ticos, pero con los EE.UU. como nuevo antagonista, no era f cil construir aviones que alcanzasen con su carga letal la lejana tierra del enemigo. Estos, con aliados en Europa, ten¡an a Mosc£ dentro del radio de acci¢n de sus bombarderos. Stalin, informado de las posibilidades de los cohetes, orden¢ entonces el desarrollo de misiles capaces de saltar de un continente a otro transportando ojivas nucleares. Acababa de nacer el misil bal¡stico ICBM. Al frente de esta mastod¢ntica empresa estar¡a Sergei Korolev, el hom¢logo sovi‚tico de von Braun (ingeniero alem n asimilado por los estadounidenses, padre del misil V-2), que tras innumerables peripecias pol¡ticas, prisi¢n y persecuci¢n, acord¢ colaborar con el Gobierno en aquello que m s deseaba: la construcci¢n de un cohete que aunque pensado para una tarea m s oscura, ser¡a capaz de alcanzar el espacio. Los americanos, m s avanzados t‚cnicamente, se dedicaron a la miniaturizaci¢n de sus mecanismos nucleares para facilitar su transporte a bordo de los bombarderos. Korolev no ten¡a esa ventaja. Las bombas sovi‚ticas eran pesadas y muy grandes. El dise¤o de un misil ICBM parec¡a pues tarea complicada. De hecho, los motores disponibles m s potentes eran meras modificaciones del que fuera usado en la V-2. El ICBM de Korolev, bautizado como R-7, tuvo entonces que agrupar una buena cantidad de dichos motores en su base para que fuera capaz de acelerar su pesada carga termonuclear. El 26 de agosto de 1957, los sovi‚ticos anunciaban la posesi¢n de un ICBM operativo. Su enorme potencia, consecuencia de sus poco sofisticadas bombas nucleares, lo convert¡a adem s en un magn¡fico lanzador espacial. Von Braun hab¡a propuesto desde mediados de los a¤os 50 el lanzamiento de un sat‚lite artificial. La respuesta fue siempre negativa, pero en 1957 daba inicio el A¤o Geof¡sico Internacional y se decidi¢ que hab¡a llegado el momento para tal empresa. Por desgracia, el proyecto Orbiter de von Braun, que usaba sistemas ya disponibles (el Redstone) fue rechazado en favor de un nuevo cohete llamado Vanguard. En la Uni¢n Sovi‚tica, Korolev crey¢ llegada su ocasi¢n. El R-7 era capaz de lanzar un sat‚lite mucho m s grande que el Vanguard e incluso antes que los EE.UU. Krushchev vio en todo ello un gran valor pol¡tico y dio luz verde al proyecto. De esta forma, el 4 de octubre de 1957, sorprendiendo a todo el mundo con su entrecortado bip-bip, el Sputnik-1 hollaba el espacio. Y AHORA LA LUNA El intento de respuesta americano acab¢ en explosi¢n, as¡ que von Braun fue emplazado para lograr en 3 meses aquello que varios a¤os no hab¡an conseguido. Su equipo prepar¢ en un tiempo r‚cord a su mejor Redstone, y unido a diversas etapas superiores de combustible s¢lido, lo lanz¢ al espacio. El resultado fue el Explorer-1, el primer sat‚lite americano. Pero ya los sovi‚ticos volv¡an a la carga. Gracias a la capacidad de su gigantesco lanzador, pod¡an satelizar cargas mucho m s pesadas que su rival. El segundo sat‚lite llevar¡a un perro a bordo, la famosa Laika, y muy pronto, una versi¢n del R-7 equipada con una etapa superior, enviar¡a las primeras sondas en direcci¢n a la Luna. La intensa actividad sovi‚tica provoc¢ una aut‚ntica revoluci¢n en los EE.UU.: se cre¢ la NASA en octubre de 1958 y se iniciaron diversos proyectos, incluido uno, el programa Mercury, que preve¡a un hombre en el espacio. Evidentemente, tras el viaje de Laika, ‚sa era tambi‚n la intenci¢n de la URSS. Para Am‚rica, el principal problema reca¡a en su inferio- ridad en el  mbito de los cohetes. Por ello, von Braun recibi¢ el encargo de desarrollar un lanzador que superase esa desventaja. Von Braun dise¤¢ entonces el Juno-V, despu‚s llamado Saturno, un cohete capaz de poner en ¢rbita de 10 a 20 t., veinte veces m s que el m s potente del arsenal americano. El Saturno, as¡ como von Braun y todo su equipo, fueron transferidos a la NASA el 16 de marzo de 1960. La naturaleza civil de la NASA implicaba una gran apertura informativa. Por eso, cuando Korolev supo del Saturno, y ante el peligro de que este veh¡culo ocupase en el futuro el lugar preponderante que ahora estaba teniendo su R-7, decidi¢ proponer un nuevo cohete capaz de satelizar entre 40 y 50 t. El proyecto original, denominado 11A52, consist¡a en un cohete de tres etapas llamado Nositel-1 (N-1). Al mismo tiempo, Korolev preparaba otro golpe de efecto: el primer cosmonauta. En un principio, hab¡a seleccionado una nave semejante a la Mercury americana, maniobrable y capaz de amerizar en el oc‚ano, pero Krushchev opinaba que los cosmonautas deb¡an aterrizar en "Suelo Patrio", donde no hubiera esp¡as observando el regreso de los h‚roes de la Uni¢n Sovi‚tica. Korolev tuvo entonces que dise¤ar una c psula que resistiera el impacto contra el suelo (el cosmonauta saltar¡a de la nave antes del aterrizaje). El resultado fue una c psula poco sofisticada y muy pesada, esf‚rica, ideada originariamente como sat‚lite esp¡a. El programa, denominado Vostok, tuvo sus precursoras en las Korabl, que volaron con robots y perros a bordo para poner a punto el sistema. La NASA supon¡a que la URSS se estaba preparando para lanzar a un hombre, pero no sab¡a cu ndo. Por tanto, los vuelos de prueba de las Mercury siguieron su curso. Las dos primeras misiones, que emplear¡an cohetes Redstone, ser¡an suborbitales, es decir, no alcanzar¡an la velocidad necesaria para orbitar la Tierra. Los siguientes vuelos, siempre con un hombre a bordo, usar¡an cohetes Atlas, posibilitando ahora s¡, alcanzar la ¢rbita terrestre. Mientras resolv¡a los detalles del lanzamiento del primer cosmonauta, Korolev pensaba en la nave que deber¡a sustituir a las Vostok. Por un lado, ide¢ la Vostok-Zh, una mejora sustan- cial, y por otro lado, dise¤¢ un concepto nuevo que recibir¡a el nombre de Soyuz. Como pr¢ximo paso en la ya imparable exploraci¢n humana del espacio, Korolev meditaba el viaje a la Luna, y las Soyuz ser¡an su caballo de batalla. MISION PARA LAS SOYUZ En 1960, cuando la NASA solicit¢ propuestas para la configuraci¢n de la nave Apolo, el viaje a la Luna era s¢lo una idea con pocas posibilidades de ser aprobada. A pesar de todo, la agencia espacial americana quer¡a estar preparada. De entre las propuestas recibidas, destacaba la de la compa¤¡a General Electric: la nave consist¡a en tres m¢dulos unidos entre s¡, un m¢dulo propulsivo, un m¢dulo de descenso y un m¢dulo de misi¢n. Ser¡a necesario un cohete Saturno para su lanzamiento. El concepto no fue finalmente seleccionado pero Korolev s¡ se sinti¢ atra¡do por ‚l. Por eso, la Soyuz de este genio mantiene similitudes con el dise¤o americano. Korolev ten¡a un cohete operativo, el R-7. Se preparaba adem s una etapa superior para el lanzamiento de sondas hacia Venus y Marte. ¨Por qu‚ no utilizar esta combinaci¢n para enviar a un hombre en un vuelo alrededor de la Luna? En efecto, los planes del ingeniero jefe contemplaban ya un sistema compuesto por diversos m¢dulos, denominados Soyuz-A, B y V, que ser¡an satelizados de forma independiente y unidos en el espacio. En primer lugar ser¡an lanzados el Soyuz-B -un m¢dulo de propulsi¢n capaz de alcanzar la velocidad de escape hacia la Luna-, y cuatro m¢dulos cisterna Soyuz-V cargados de combustible. Gracias a sucesivos acoplamientos, el combustible ser¡a trasvasado a los dep¢sitos del Soyuz-B. Verificada esta operaci¢n, podr¡a lanzarse la Soyuz-A con tripulaci¢n a bordo. Una vez unida a la etapa Soyuz-B, ‚sta accionar¡a sus motores y se dirigir¡an hacia nuestro sat‚lite. La nave se limitar¡a a rodear la Luna, para regresar despu‚s a la Tierra. Magn¡ficas eran las perspectivas para la URSS. Pero lo primero es lo primero: el 11 de abril de 1961, la CIA obten¡a pruebas del inminente lanzamiento de la Vostok-1. Kennedy, resignado, encarg¢ un mensaje de felicitaci¢n a su secretario de prensa, Pierre Salinger. Al d¡a siguiente, Yuri Gagarin se convert¡a en el primer hombre fuera de la Tierra. La prensa y los pol¡ticos americanos reaccionaron de forma hist‚rica ante la noticia. Gagarin hab¡a rodeado la Tierra cuando los planes iniciales de la NASA apenas contemplaban un vuelo suborbital, y las sondas sovi‚ticas que hab¡an chocado contra la Luna, a 400.000 km de distancia, hab¡an usado el mismo misil que podr¡a transportar una ojiva nuclear sobre el continente america- no. Los "rusos" parec¡an claramente destacados en el espacio. Kennedy necesitaba tiempo para la reacci¢n, para engrasar la formidable maquinaria tecnol¢gica de la naci¢n. De acuerdo con sus consejeros, lleg¢ a la conclusi¢n de que un programa como el aterrizaje sobre la Luna ser¡a un buen reto para los sovi‚ticos. Mientras tanto, el 5 de mayo, el primer americano en abordar una nave espacial era lanzado en un vuelo suborbital. Con esta exigua experiencia, el viaje de 15 minutos de Alan Sheppard, Kennedy tom¢ su hist¢rica decisi¢n. En un famoso discurso celebrado el 25 de mayo de 1961, el Presidente exhortaba a la naci¢n a llevar a cabo una de las empresas m s dif¡ciles jam s emprendidas: el ate- rrizaje del Hombre en la Luna antes del final de la d‚cada. La NASA acept¢ el reto. Poco se sab¡a de c¢mo lograr este objetivo, pero eran casi 9 los a¤os que restaban y la agencia dispondr¡a de todo lo necesario. Mientras, continuar¡an los vuelos de las c psulas Mercury. Por otro lado, eran numerosas las t‚cnicas que el programa Apolo necesitar¡a desarrollar: el acoplamiento orbital, tripulaciones m£ltiples, maniobrabilidad, etc. Para disminuir el riesgo que supon¡a pasar de una nave como la Mercury a la sofisticada Apolo, se decidi¢ crear un proyecto intermedio que sirviera como banco de pruebas. As¡ nacer¡a el programa Gemini, una Mercury m s grande, preparada para dos tripulantes y equipada con un m¢dulo de maniobras. Korolev no ten¡a muy claro si los americanos podr¡an conseguir su objetivo, pero s¡ que la nave Gemini ser¡a superior a la Vostok. A mediados de julio de 1961, comunic¢ sus temores a Krushchev. Este, desech ndolos, orden¢ la realizaci¢n de un vuelo de 24 horas. Korolev sab¡a que la misi¢n era muy arriesgada. No hab¡a garant¡a de que el retrocohete que permit¡a el regreso a la Tierra funcionase tras una estancia tan prolongada en el fr¡o espacio. Pero Korolev se vio obligado a obedecer ante el peligro de ser sustituido por Chelomei, un ingeniero que hab¡a dirigido el "gulag" en donde hab¡a estado recluido tiempo ha. La Vostok-2 despeg¢ el 6 de Agosto de 1961 y permaneci¢ un d¡a completo en el espacio. Titov, su tripulante, regres¢ en malas condiciones pero vivo. D¡as despu‚s, se erig¡a en Berl¡n el famoso muro que pervivir¡a durante casi tres d‚cadas. Korolev comprendi¢ entonces: Krushchev necesitaba un contrapeso, una distracci¢n ante una maniobra pol¡tica de discutible motivaci¢n, y lo obtuvo en la Vostok-2. Pero para Korolev empezaba una nueva preocupaci¢n. El vuelo orbital de John Glenn (25 de febrero de 1962) implicaba que el Congreso americano aprobar¡a los fondos necesarios para el programa lunar. La URSS necesitaba otro para no quedarse atr s. De hecho, sab¡a que su propuesta de usar el complejo Soyuz-A/B/V para circunvalar la Luna, no era la soluci¢n ante el majestuoso objetivo del Apolo. Era necesario preparar un nuevo proyecto que incluyese el aterrizaje. Por otro lado, ‚sta era una opci¢n arriesgada y muy costosa, y a£n era pronto para saber si los americanos alcanzar¡an su meta. Pareci¢ entonces conveniente emprender dos programas separados: uno dedicado a la m s sencilla circunnavegaci¢n lunar y otro pensado para el aterrizaje. Chelomei se responsabiliz¢ del primero y Korolev se encarg¢ del segundo. RIVALIDAD ESPACIAL Chelomei ten¡a su propio equipo de ingenieros especializados en propulsi¢n, y ya que no acababa de gustarle la propuesta de Korolev -m£ltiples lanzamientos para lograr un veh¡culo en direcci¢n a la Luna- prefiri¢ desarrollar un cohete m s potente que el R-7 que permitiese lanzar de una sola vez a una nave hacia nuestro sat‚lite. Chelomei seleccion¢ para ello un cohete llamado UR-500, el cual servir¡a como base del futuro Prot¢n. Sobre el UR-500K, de tres etapas, se instalar¡a un m¢dulo de propulsi¢n y una c psula peque¤a. Chelomei y su equipo empezar¡an a trabajar en este proyecto en agosto de 1964. La nave lunar (LK-1), consistir¡a en tres m¢dulos. Los dos primeros, formando una estructura c¢nica, se parec¡an mucho a la Gemini, mientras que el tercero ser¡a cil¡n- drico y estar¡a armado con un potente motor y sendos paneles solares. La nave pesar¡a unas 17 t. Con un hombre o dos en su interior, el cohete Prot¢n la colocar¡a en ¢rbita alrededor de la Tierra. Despu‚s, accionando su motor, se dirigir¡a hacia nuestro sat‚lite. Chelomei predijo un vuelo hacia 1967, pero en 1965, por falta de presupuesto, el programa LK-1 fue cancelado en favor de la nave Soyuz -sin m¢dulo superior- de Korolev. Por su parte, ‚ste, encargado del aterrizaje lunar, no quiso abandonar el elegante concepto de sus naves Soyuz. Las Soyuz-B y V no tendr¡an parte en el nuevo proyecto puesto que ser¡a preciso un cohete mucho m s potente que el R-7 Semyorka. En cambio, la Soyuz-A, de unas 7 t. de peso, s¡ tendr¡a cabida como la nave que albergar¡a a los cosmonautas durante el viaje a la Luna. Sin embargo, quedaba a£n una asignatura pendiente: el m¢dulo de descenso lunar. En cuanto al cohete lanzador, Korolev pens¢ en su N-1, aunque deber¡a duplicar su potencia para la misi¢n lunar. Durante los siguientes a¤os, el cohete, que en alg£n momento habr¡a sido bautizado con los nombres "Lenin" y "Kommunism", sufri¢ dife- rentes modificaciones para adaptarlo a las nuevas necesidades. Para distinguir cada una de las cargas £tiles, se emplear¡a un sencillo sistema: la Soyuz sin m¢dulo superior del vuelo circunlunar se llamar¡a L-1, la Soyuz completa para el viaje a bordo del N-1 se denominar¡a L-2 (programa YP500), y el m¢dulo lunar de descenso recibir¡a el nombre de L-3. Pero Krushchev ten¡a poca paciencia. Quer¡a superar a toda costa los objetivos del programa Gemini, entre ellos la cita y acoplamiento espacial. Korolev estaba preocupado por la falta de maniobrabilidad de sus Vostok, por lo que el acoplamiento de dos de estas naves nunca ser¡a posible. Sin embargo, el cient¡fico sab¡a que las Vostok volv¡an a pasar sobre el pol¡gono de lanza- miento de Baikonur 17 ¢rbitas despu‚s del despegue. Cronometrando exactamente el tiempo, ser¡a posible lanzar otra nave 17 ¢rbitas despu‚s que la primera. Por un breve espacio de tiempo, ambas pasar¡an a muy poca distancia la una de la otra. Con esta intenci¢n fueron lanzadas las Vostok-3 y 4, el 11 y el 12 de agosto de 1962. Las leyes de la astrodin mica, no la capacidad de maniobra de cada una de ellas, permitieron su acercamiento hasta unos 6 km. La crisis de los misiles en Cuba represent¢ el inicio del declive de la figura de Krushchev. Para mejorar su imagen, pidi¢ a Korolev otro ejercicio de propaganda espacial. Este se limit¢ a repetir la misi¢n de las Vostok-3 y 4, con una variaci¢n: en una de las naves viajar¡a una mujer. As¡, las Vostok-5 y 6 fueron lanzadas el 14 y 16 de junio de 1963. Frente al mundo, las Vostok-5 y 6 representaron un triunfo para la URSS. Pero los americanos estaban haciendo progresos en su programa Gemini y Krushchev quer¡a m s. Pronto se reunir¡a de nuevo con Korolev para ordenarle superar a toda costa la anunciada capacidad de dos tripulantes de la c psula Gemini. Las Soyuz, con capacidad para tres hombres, no estar¡an listas hasta dos a¤os despu‚s que las Gemini, y no era posible colocar a tres personas en el interior de la Vostok. Sus asientos eyectables no cab¡an de ninguna forma. Feoktistov, un ingeniero, propuso entonces eliminar dichos asientos as¡ como los trajes presurizados de los cosmonautas. A cambio, se a¤adir¡a un retrocohete en la base de la c psula que amortiguase el aterriza- je. Los cambios propiciaron un nuevo nombre para la nave (Voskhod). A pesar del retrocohete, la misi¢n era un suicidio: en caso de fallo durante el lanzamiento, la tripulaci¢n no podr¡a abandonar la c psula. Ante el temor de que, adem s, nadie se prestase a viajar sin traje espacial, el propio Feoktistov, sin experiencia como cosmonauta, se present¢ como voluntario. Y as¡, junto a Komarov y Yegorov, fue lanzado al espacio el 12 de octubre de 1964. Se us¢ para ello una nueva versi¢n del R-7, una equipado con una etapa superior m s potente que la usada en las misiones Vostok. Un d¡a despu‚s del regreso, Nikita Krushchev era destituido. Con Brezhnev en el poder, Korolev decidi¢ hacerse cargo tam- bi‚n de la porci¢n circunlunar del programa, hasta entonces dirigida por Chelomei. Al mismo tiempo, recomend¢ al Politbur¢ el cese de las actividades tripuladas para que todos los recursos fuesen dedicados al programa lunar. Brezhnev conoc¡a la inminente llegada de las Gemini y no quer¡a tirar por la borda todo el prestigio logrado hasta la fecha. Korolev propuso una alternativa entonces: el primer paseo espacial. A pesar de los cambios pol¡ticos, los problemas para Korolev no cesaron: exist¡an graves divergencias entre ‚l, como dise¤ador del cohete N-1, y Glushko, el dise¤ador de los motores de la primera fase. A la saz¢n, Korolev tuvo que buscar otro fabri- cante. Esto producir¡a un grave retraso, m s de dos a¤os, en la construcci¢n del N-1. Uno de los objetivos del programa Gemini era la realizaci¢n de una o varias salidas. Las Voskhod no pose¡an los medios a- decuados para efectuar uno de estos paseos. Korolev necesit¢ por tanto efectuar modificaciones. No era posible despresurizar la nave ya que las reservas de aire necesarias para ello aumentaban de forma intolerable la masa de la cosmonave, as¡ que decidi¢ instalar un compartimiento estanco desplegable en el exterior. Y no hab¡a espacio para tres astronautas trajeados, de modo que redujo la tripulaci¢n. La Voskhod-2 despeg¢ el 18 de marzo de 1965. Minutos des- pu‚s, el cosmonauta Leonov sal¡a al espacio y efectuaba el primer paseo espacial de la Historia. DESAPARECE EL INGENIERO JEFE Con la interrupci¢n de los vuelos tras la Voskhod-2, siguieron una retah¡la de exitosas misiones americanas con la nave Gemini. La peor p‚rdida sovi‚tica, el liderazgo, acaeci¢ sin embargo el 14 de enero de 1966. Korolev mor¡a en una mesa de operaciones a los 59 a¤os, presa de un tumor maligno. El Politbur¢ situ¢ en su lugar a Vasily Mishin. Su primera acci¢n fue retrasar el lanzamiento del primer vuelo circunlunar hasta 1968, ante la evidencia de que no ser¡a posible superar las muchas dificultades t‚cnicas antes de esa fecha. Bajo la batuta de Mishin, el programa lunar, en sus dos vertientes, quedaba definitivamente configurado a finales de 1966. Por un lado, el vuelo de circunvalaci¢n lunar: el lanzador Prot¢n, equipado con tres etapas superiores procedentes del cohete N-1 m s una primera dise¤ada especialmente por Chelomei, acelerar¡a una nave L-1 en direcci¢n a la Luna. La rodear¡a una vez y regresar¡a a la Tierra. Limitaciones de peso s¢lo permi- tir¡an el viaje de dos cosmonautas a bordo. Por su parte, la misi¢n de aterrizaje era mucho m s compleja. Como en el caso americano, todo giraba alrededor del gran cohete lanzador. El N-1 era capaz de satelizar 95 t. en ¢rbita baja. Ligeramente c¢nico, estaba compuesto por tres etapas b sicas m s otras dos dedicadas a la misi¢n lunar. El veh¡culo lunar estaba compuesto por varios sistemas o bloques. En primer lugar se hallaba el bloque G, que se usar¡a para situar a todo el conjunto en direcci¢n a la Luna desde la ¢rbita terrestre. Durante el viaje, las correcciones de tra- yectoria y el frenado en ¢rbita lunar se efectuar¡an gracias al bloque D. Sobre este bloque se hallaba el m¢dulo de aterrizaje (bloque Ye, un ingenio muy sencillo con un compartimiento esf‚rico semejante al m¢dulo superior de la Soyuz, un motor de ascenso y un tren de aterrizaje). Los bloques D y Ye unidos formaban el veh¡culo L-3. Encima de la cosmonave L-3 se encon- traba la Soyuz (L-2), formada a su vez por un m¢dulo propulsivo (bloque I), una c psula de descenso donde viajar¡a la tripulaci¢n de dos hombres, y un m¢dulo esf‚rico. Mishin decidi¢ usar una versi¢n mejorada del cohete usado durante los vuelos Voskhod -el vector Soyuz- para lanzar en ¢rbita baja los primeros ejemplares de las naves L-2/L-1. Los avances americanos hac¡an imperativo empezar a ensayarlas. De este modo, fue lanzado al espacio el primer ejemplar de cosmonave L-1. Sucedi¢ el 28 de noviembre de 1966, recibiendo el enigm tico nombre de Kosmos-133. Recuperada la c psula se vio que ser¡a necesario redise¤ar el escudo ablativo antes de tripularla. La alarma de Mishin estaba justificada. Los americanos se dispon¡an a lanzar su primera misi¢n tripulada a bordo del cohete Saturno. Pero los d¡as previos a este vuelo acabar¡an en tragedia, con la muerte durante unos ensayos de los tres tripulantes del Apolo-1. El accidente, un injusto b lsamo para las esperanzas sovi‚ticas, retrasar¡a dos a¤os la nave Apolo. A su vez, las esperanzas de lograr el vuelo circunlunar en octubre de 1967 desaparecieron pronto. Las primeras misiones L-1 no tripuladas, fracasaron. Ni el Prot¢n ni la nave L-1 estaban listos para rodear la Luna. LA MUERTE DE KOMAROV Los pol¡ticos poco sab¡an de fallos en el dise¤o de las naves. Muy al contrario, el Politbur¢ ordenar¡a la realizaci¢n de una misi¢n en abril que superara de una sola vez todos los logros realizados por el programa Gemini. La misi¢n consistir¡a en el acoplamiento en ¢rbita de dos naves Soyuz (L-2) y la transferencia entre ellas de parte de la tripulaci¢n a trav‚s de un paseo espacial. Se busc¢ a los m s experimentados cosmonautas para esta arriesgada misi¢n. Komarov viajar¡a en la Soyuz-1, mientras que Bykovsky, Yeliseyev y Khrunov lo har¡an un d¡a despu‚s en la Soyuz-2. Efectuado el acoplamiento, uno de estos £ltimos reali- zar¡a un paseo espacial para reunirse con Komarov. La Soyuz-1 fue lanzada el 23 de abril de 1967, e inmediatamente despu‚s empez¢ a tener problemas: uno de los paneles solares de la nave no se despleg¢, reduciendo la potencia disponible. Adem s, Komarov comenz¢ a experimentar dificultades con los motores de orientaci¢n. En este punto, se decidi¢ cancelar el lanzamiento de la Soyuz-2. Para iniciar la maniobra de regreso y reentrada, Komarov deb¡a encender un retrocohete con la nave orientada co- rrectamente. A la tercera ocasi¢n se efectu¢ la maniobra, pero habi‚ndose consumido demasiado combustible en los intentos anteriores, Komarov no podr¡a controlar la direcci¢n de la c psula durante el descenso. Para intentar estabilizarla, decidi¢ hacerla girar sobre su eje longitudinal. Despu‚s, Komarov no pudo detener el ritmo de giro de la c psula y cuando los paraca¡das se desplegaron, los cordajes se enredaron tr gicamente. La nave se estrellar¡a contra el suelo a gran velocidad, provocando la muerte del cosmonauta. Los sovi‚ticos optaron entonces por negar sistem ticamente que el pa¡s estuviera inmerso en un programa lunar. Mishin no volver¡a a cometer el mismo error que provoc¢ la muerte de Komarov. El acoplamiento de dos naves Soyuz en ¢rbita alrededor de la Tierra a£n se encontraba en sus planes, pero ‚ste se efectuar¡a primero con naves sin tripulaci¢n. Se consigui¢ en octubre de 1967 con el exitoso acoplamiento de la Kosmos-186 y la Kosmos-188. La direcci¢n del proyecto preve¡a ahora un aterrizaje lunar hacia 1970 y un sobrevuelo de la Luna hacia mediados de 1968. Los americanos, a consecuencia del retraso impuesto por el accidente del Apolo-1, decidieron cambiar tambi‚n su pol¡tica. Para ganar tiempo, la NASA arriesg¢: el primer Saturno-V ser¡a un ejemplar completo y operativo. Los sovi‚ticos no deseaban alarmar a los americanos con sus pruebas: la Zond-4, primera L-1 con este nombre, demostrar¡a este extremo. Zond ("Sonda") era una etiqueta vigente en el programa sovi‚tico. Estaba siendo utilizada para identificar a ciertas sondas interplanetarias que eran enviadas en direcci¢n a los planetas. La triqui¤uela despistar¡a a los analistas occi- dentales, los cuales encontrar¡an dificultades para relacionar estos vuelos con el programa tripulado lunar. Hasta la fecha se hab¡an lanzado tres sondas Zond. As¡ pues, la Zond-4 fue lanzada a bordo de un Prot¢n el 2 de marzo de 1968. El cohete funcion¢ bien y la c psula cumpli¢ a la perfecci¢n, siendo recuperada. MAXIMA TENSION Unos d¡as m s tarde, el 27 de marzo, el optimismo se trunc¢ en tristeza: a consecuencia de un accidente de aviaci¢n, mor¡a Yuri Gagarin, el primer cosmonauta y uno de los l¡deres del programa lunar. Sin Gagarin ni Korolev, se hab¡a perdido una gran parte del esp¡ritu que hab¡a impulsado a todo el programa sovi‚tico durante los a¤os pioneros. Pero la vida contin£a. Las Kosmos-212 y 213, dos Soyuz lanzadas el 14 y el 15 de abril, repet¡an con ‚xito el acopla- miento efectuado por sus antecesoras. Pocos d¡as antes, se hab¡a lanzado el Apolo-6, el primer Saturno-V americano. Los estado- unidenses se encontraban ya claramente m s avanzados y preparaban su primer vuelo tripulado Apolo. No hab¡a m s remedio que acelerar el programa circunlunar. Las observaciones realizadas por los sat‚lites confirmaban la existencia de un vigoroso programa lunar sovi‚tico. La carrera era real. Por si fuera poco, la CIA obtuvo diversa informaci¢n sobre el destino de la futura Zond-5. Notificado a mediados de julio, el Presidente Johnson recomend¢ informar a la NASA respecto a la posibilidad de que una nave sovi‚tica efectuara la circunvalaci¢n lunar antes que los EE.UU. La NASA a£n no hab¡a realizado ning£n vuelo tripulado a bordo de la nave Apolo. Como las noticias procedentes de la URSS parec¡an preocupantes, acept¢ modificar su plan de vuelos para 1968: si la misi¢n Apolo-7 se desarrollaba con normalidad, la Apolo-8 viajar¡a hacia la Luna. La idea era, empero, arriesgada. Ser¡a el primer Saturno-V tripulado y, adem s, el m¢dulo lunar no se hallaba a£n listo. Por tanto, la misi¢n se limitar¡a a rodear la Luna y obtener una ¢rbita estable (algo que los sovi‚ticos no podr¡an hacer nunca con su L-1). El comandante del Apolo-8, Borman, acept¢ encantado llevar a su tripulaci¢n hasta Selene. Las sospechas de la CIA eran fundadas: el 14 de septiembre de 1968, se lanzaba al espacio la Zond-5. Se convertir¡a en la primera nave terrestre que realiz¢ una circunvalaci¢n lunar y fue recuperada. Debido a un fallo en el sistema de orientaci¢n, la reentrada sobre nuestro planeta result¢ ser bastante m s accidentada. La c psula de descenso fue recuperada en el Indico, lejos del lugar previsto, despu‚s de un descenso durante el cual se alcanzaron desaceleraciones de m s de 16 G y temperaturas de 13.000 §C, algo que una tripulaci¢n humana jam s hubiera resistido. Los pr¢ximos meses ser¡an muy intensos. El lanzamiento del Apolo-7 y sus ocupantes finaliz¢ con total fortuna (11 de octubre). En cambio, el primer intento de acoplamiento entre dos naves Soyuz tripuladas acabar¡a en fracaso. Las Soyuz-2 y 3 fueron lanzadas el 25 y el 26 de octubre, pero por alg£n fallo t‚cnico desconocido, el acoplamiento no fue posible. El momento de inercia pas¢ ahora al programa circunlunar. Si la Zond-6 completaba su misi¢n con ‚xito, podr¡a intentarse un vuelo tripulado en diciembre. As¡, la Zond-6 despeg¢ hacia la Luna el 10 de noviembre. La nave rode¢ la Luna y fue recuperada tras su descenso sobre la Tierra. Para evitar las grandes desaceleraciones, los sovi‚ticos hab¡an ideado una nueva t‚cnica que consist¡a en hacer "rebotar" la nave sobre la atm¢sfera, reduciendo la velocidad de llegada y redirigiendo el punto de reentrada para que la c psula cayese en territorio sovi‚tico. Los cosmonautas Manarov y Leonov, mientras, se preparaban para un hipot‚tico viaje a bordo de la Zond-7. La inspecci¢n de la c psula de descenso de la Zond-6, por desgracia, acab¢ en sorpresa. La c psula hab¡a tomado tierra totalmente despresurizada. Era necesario solucionar este problema antes de enviar a nadie en su interior. Manarov y Leonov deber¡an esperar a£n su oportunidad. En los EE.UU., la NASA desconoc¡a esta circunstancia, y lo £nico que pod¡a hacer era finalizar los preparativos del despegue del Apolo-8. La ventana de lanzamiento de diciembre se abr¡a para la URSS antes que para los EE.UU. Para vigilar esta circunstancia, la Marina norteamericana flet¢ varios buques el 6 de diciembre. Los barcos observar¡an cualquier lanzamiento que se produjese desde Baikonur. Dos d¡as despu‚s, se abr¡a la ventana de lanzamiento. Otros dos d¡as transcurrieron y la ventana se cerr¢ sin que se hubiese producido despegue alguno. El 21 de ese mismo mes, el Apolo-8 despegaba y alcanzaba la ¢rbita lunar de forma impecable. Un vuelo circunlunar de la URSS carec¡a ahora de justifi- caci¢n pol¡tica. La capacidad propulsiva de la cosmonave L-1 era muy inferior a la del m¢dulo de servicio de la nave Apolo, lo que imped¡a alcanzar una ¢rbita estable alrededor de la Luna. Siendo s¢lo posible la circunvalaci¢n y habiendo sido ‚sta lograda ya por los americanos, el programa sovi‚tico ten¡a los d¡as contados. Por ahora, la URSS deb¡a acelerar su programa de aterrizaje lunar. Para ello lanz¢ las Soyuz-4 y 5, el 14 y el 15 de enero de 1969, ambas tripuladas. Las dos naves lograron acoplarse. Yeliseyev y Khrunov, dejando a su compa¤ero Volynov en la Soyuz- 5, realizaron un paseo espacial y penetraron en la Soyuz-4, donde se hallaba £nicamente Shatalov. Se hab¡a logrado la primera transferencia de tripulaciones de la Historia. RECTA FINAL HACIA LA LUNA Y por fin le lleg¢ la oportunidad al lanzador N-1. El 21 de febrero, el primer N-1 despegaba desde Baikonur, pero el vuelo acabar¡a con el choque del cohete contra el suelo. Los ‚xitos de los Apolo-9 (3 de marzo de 1969, para probar el m¢dulo lunar) y Apolo-10 (18 de mayo de 1969, simulaci¢n completa en ¢rbita lunar) no hicieron sino acrecentar la sensaci¢n de agon¡a entre los dirigentes sovi‚ticos. El despegue del segundo N-1 se llev¢ a cabo el 3 de julio de 1969. El vuelo terminar¡a en apenas 18 segundos: el resultado fue la completa destrucci¢n de la rampa de lanzamiento y de todas las instalaciones vecinas. El desastre retrasar¡a al menos otros dos a¤os el programa de aterrizaje lunar. El 16 de julio, part¡a desde Florida la nave espacial que revolucionar¡a para siempre la Historia de la Humanidad. El Apolo-11 alcanzar¡a la Luna, y Armstrong y Aldrin, enfundados en sus voluminosos trajes, plantar¡an sobre la superficie la bandera de los EE.UU. La carrera hab¡a finalizado. En un £ltimo intento de reducir la importancia de la haza¤a americana, la URSS hab¡a lanzado una sonda autom tica de recogida de muestras, el Luna-15, pero mientras los dos h‚roes se paseaban sobre el suelo lunar, la peque¤a cosmonave se estrellaba a unos cientos de kil¢metros de distancia. ESPERANDO EL FUTURO En este punto, las autoridades sovi‚ticas podr¡an haber decidido la cancelaci¢n del proyecto lunar. Pero no lo hicieron. La NASA ten¡a ante s¡ una larga retah¡la de misiones cada vez m s complejas. Un s¢lo accidente y el programa americano resultar¡a afectado hasta tal punto que los sovi‚ticos podr¡an volver a tener otra oportunidad. De este modo, el 7 de agosto de 1969, era lanzada la Zond-7 en direcci¢n a una trayectoria circunlunar. A su regreso, la nave estaba realmente lista para ser ocupada por cosmonautas, aunque esta disponibilidad hab¡a llegado sin duda demasiado tarde. El Apolo-12 (noviembre de 1969) continu¢ la exitosa serie americana. La esperanza sovi‚tica de que algo fuese mal en el programa rival casi se hizo realidad en abril de 1970. Los astronautas del Apolo-13, tras un ag¢nico viaje alrededor de la Luna despu‚s de una explosi¢n que destruy¢ su m¢dulo de servicio, fueron finalmente recuperados gracias a la utilizaci¢n del m¢dulo lunar como salvavidas espacial. El problema retras¢ los siguientes vuelos Apolo, que ya sent¡an la adversa presi¢n presupuestaria que dimanaba de la Guerra del Vietnam. La £ltima cosmonave Zond fue lanzada desde Baikonur el 20 de octubre de 1970. Con ella se cerraba la posibilidad de que un sovi‚tico rodeara la Luna. Si lo hiciese, ser¡a a bordo de un cohete N-1. Por esta raz¢n, se continu¢ probando elementos individuales del veh¡culo lunar, especialmente del L-3. Los lanzamientos de esta ‚poca est n poco documentados pero incluyen el Kosmos-379 (24 de noviembre), Kosmos-382 (2 de diciembre), Kosmos-398 (26 de febrero de 1971), y Kosmos-434 (12 de agosto de 1972), pertenecientes a pruebas del m¢dulo lunar sovi‚tico T2K y del motor de descenso. Los EE.UU. responder¡an con la misi¢n Apolo-14 (febrero de 1971). Mientras se ensayaban los elementos que compondr¡an la carga £til del cohete N-1, ‚ste fue preparado para su tercera tentativa (27 de junio de 1971). De nuevo, acab¢ en explosi¢n. Unos d¡as despu‚s, el Apolo-15 reafirmaba la supremac¡a americana, sigui‚ndole el Apolo-16 (abril de 1972). El £ltimo cohete N-1 despeg¢ el 23 de noviembre de 1972 y, sin duda, fue el m s exitoso de todos los vuelos de la serie. A 40 km de altitud, el cohete tuvo que ser destruido. A pesar de todo, era evidente que estaban muy cerca de lograrlo. Inmediatamente, se prepararon dos N-1 m s. El primero podr¡a ser lanzado en agosto de 1974. La URSS tomar¡a as¡ el relevo de los EE.UU., que para entonces habr¡an hecho su £ltimo vuelo lunar (Apolo-17, diciembre de 1972). El sexto N-1 podr¡a ser lanzado a finales de 1974, en un vuelo posiblemente tripu- lado. El sistema N-1 podr¡a ser declarado operativo hacia 1976. Mientras tanto, el m¢dulo lunar L-3 ser¡a modificado para permitir estancias sobre la superficie lunar de hasta 4 semanas, lo cual superar¡a en mucho lo hecho por los americanos hasta entonces. El nuevo L-3 estar¡a listo para el per¡odo 1978-1980. Adem s, los avances en el programa espacial, unidos a la expe- riencia obtenida durante la utilizaci¢n de las estaciones espaciales Salyut, dejar¡an a la URSS en buena posici¢n para intentar lo que Am‚rica parec¡a haber olvidado ya: el viaje a Marte y, con ello, la restauraci¢n de la gloria espacial sovi‚tica. Todas estas esperanzas, quiz  castillos en el aire, se desmoronar¡an en mayo de 1974. Glushko, antiguo rival de Korolev, sustitu¡a a Mishin al frente del grupo de ingenieros que se encargaba del desarrollo del N-1. Su primera acci¢n fue cancelar el programa. En su lugar, iniciar¡a el desarrollo de otro masto- donte que tardar¡a 13 a¤os en poner a punto. El Energ¡a, el fruto de este renovado esfuerzo, servir¡a para lanzar al transbordador espacial sovi‚tico y para poner en ¢rbita las piezas de una hipot‚tica estaci¢n Mir-2. S¢lo las naves Soyuz, en sucesivas versiones, han continuado hasta nuestros d¡as. El programa Apolo, por su parte, se diluy¢ pronto en el recuerdo y Selene, para la NASA, se encuentra por ahora muy lejos. Quiz  alg£n d¡a decidan regresar a la Luna: pero esta vez, unidos. BIBLIOGRAFIA: Para m s informaci¢n: "Alas rojas", de Manuel Montes Palacio, Editorial Infort‚cnica, julio de 1994.