LA MATERIA PERDURABLE, DESDE EL MACROCOSMOS HASTA ¿LAS SUPERCUERDAS…?

Fuera de las áreas de alta concentración de energía: núcleos galácticos, estelares,.. donde la materia se sintetiza, en lo que denominaríamos espacio frio, la materia tiende a unirse para mantener su existencia compartiendo sus recursos energéticos.Es decir, fuera de las zonas de alta concentración de energía; en el espacio más frio, las masas tenderán a compartir su energía mediante las diferentes interacciones de concentración: de fotónico-gravitatoria a electromagnetica en el espacio externo y de electromagnética a nuclear, dentro del espacio intramolecular o intraatómico. Considerando a la materia desde el perfil de transportador de masa dinámica o compensador de los desequilibrios energéticos, veremos que las diferentes interacciones o fuerzas actúan de mayor a menor en función de las condiciones del medio.

El electrón transporta la carga de fotones desde el núcleo a la periferia de interacción del átomo o molécula, compensando de forma cuántica con los cambios de su órbita los desequilibrios entre el núcleo o los núcleos y el entorno atómico o molecular. El cambio de órbita equilibra en lo posible la estabilidad del conjunto atómico o molecular, de forma que traspasa energía cinética hasta el nuevo equilibrio ya sea de dentro a fuera o de fuera a dentro de la estructura.

Los diferentes tipos de interacción producen básicamente el mismo proceso: las partículas compensadoras por desplazamiento orbital o de cualquier forma de interacción equilibran los niveles energéticos internos con los externos.

Vemos que la materia como transportador de energía de forma exógena o endógena equilibra las condiciones del medio, dicho desplazamiento puede ser concebido de forma funcional como: conducto, cable o “cuerda conductora de vibración o energía”, como si se tratara de un collar de diferentes tipos de cuentas que une desde lo más interno del microcosmos hasta lo más externo del macrocosmos. Las diferentes formas de la materia o cuentas del collar en dicha conducción equilibradora de la energía son en algunos casos bastante conocidas, sobretodo en la escala dimensional y temporal más afín al universo cotidiano, desde las partículas elementales hasta las probables grandes interacciones cósmicas.

Otras formas de materia-energía, más distantes en el espacio y tiempo, tanto del microcosmos, como del macrocosmos, son simples modelos más numéricos que ideológicos, pero funcionalmente obedecen al mismo principio, ya puedan ser concebidas como supercuerdas en espacios multidimensionales, quizás excesivamente abstractos para un universo cotidiano...

De forma potencial, pueden existir pulsaciones, partículas o interacciones de materia-energía, en suma, cuentas del collar descrito que une al Universo, por ahora desconocidas, que serán modelados por nuestras conciencias futuras.

Sin duda, serán extraordinariamente distintos y, por el momento, inimaginables que además deberán ser compatibles o sintéticos para la mayoría sin dejar de ser rigurosos. Con el tiempo, seguramente se encontrarán modelos más sintétidos del Universo; eso sí, siempre mejorables a medida que la tecnología evolucione.


Por el momento, lo que podríamos denominar: masa, partícula, pulsación orbital estable y, por tanto, existente; es la que mantiene una regularidad muy selectiva que le permite ser perdurable y además flexible a las variaciones del medio. Como es lógico, la energía y la materia en cualquiera de sus formas están sometidas a la selección natural y las formas estables lo son por perdurables y, por tanto, formas de almacenamiento y transporte de energía-materia que facilitan la reducción del conjunto de interacciones del Universo, es decir, su causa fundamental, que es el máximo equilibrio termodinámico.

Dentro de las tres interacciones definidas como principales, las partículas comunes que actúan son: las intra-nucleares serían los denominados gluones que hacen casi indivisible el núcleo atómico; intraatomicas, en común, los electrones que mantienen y equilibran la estabilidad del conjunto molecular; universo exterior, la interacción termogravitatoria que ya aclararemos...?, podrían quedar en el tintero otros tipos de interacción, de incluir la nuclear débil, los bosones W, Z y en circunstancias de transición o menos estables otros tipos de bosones, leptones, etc...; pero la necesidad de simplificación a las tres interacciones principales más estables, las que nos permiten simplificar la comprensión del universo más o menos permanente, son las indicadas.

Hemos de entender que los sistemas de partículas estables son los simplemente perdurables, de ahí que subsistan. Los sistemas orbitales que subsisten en cualquier nivel del Universo proporcionan estabilidad al conjunto termodinámico que albergan. Incluso en los sistemas estelares, los planetas como Júpiter equilibran con su interacción con el Sol la estabilidad de nuestra estrella en sus ciclos termodinámicos-orbitales.

Por tanto, fuera de las zonas de elevada concentración de energía, la materia tiende a concentrase primero por absorción gravitatoria del plasma exterior. Cuando las masas ya unidas interactúan, por intercambio o sometimiento electrónico molecular e intraatómico y, ya en condiciones muy particulares, por transmutación de núcleos.

Si bien los sistemas de pulsación orbital, como lo son las propias partículas, constituyen ciclos extremadamente estables, no excluyen otros tipos de pulsación menos regulares sobretodo en el macro-universo antrópico, como son los ciclos galácticos o probables supra-galácticos.

Los ciclos de las galaxias espirales puede ser un ejemplo: cuando las estrellas de la población II ligeras y libres de metales, dominantes en los sistemas globulares o galaxias elípticas, se enriquecen de materia densa, es decir, metales, la gravitación domina sobre la presión de radiación provocando que los sistemas más estables de estructura equilibrada entre la presión de radiación y la gravitación se tornen colapsantes, tanto en las estrellas que pasan a ser de la población I, como en el conjunto de la galaxia que adquiere un núcleo supermasivo de actividad bastante cíclica al tornarse espirales.

El núcleo de las galaxias espirales y aún más las explosivas muestran periodos de mayor actividad cuando los agujero negros masivos del núcleo reciben aportes de mayores cantidades de materia, haciendo que el núcleo pueda irradiar de forma irregular partículas elementales que pueden enriquecer de energía, sintetizar hidrógeno y cargar de metales provenientes de las supernovas el conjunto de la galaxia, desde núcleo a los brazos, sobretodo, en las fases de actividad barrada.

Una vez los brazos se han enriquecido de metales se tornan mas “pesados” tendiendo a caer de nuevo sobre el núcleo que a su vez incrementa su masa retornando a una nueva pulsación hasta que probablemente los brazos son absorbidos en su totalidad por el núcleo galáctico.

Si hablamos de que el Universo siempre tiende a un equilibrio global no indica que el proceso general de evolución tienda a ninguna finalidad. Se trata de un proceso general de selección natural de los sistemas interactivos más estables o equilibrados con el medio. Las partículas o formas de interacción que subsisten lo son por perdurables o estables. Cualquier concepto de finalismo evolutivo responde a una adaptación antrópica no causal y, por tanto, poco sintética. Es evidente, que la causa fundamental o más sintética, aún siendo un concepto, como todos, antrópico o de concepción puramente humana, como no puede ser de otra forma, debe ser absolutamente simple, para que pueda ser causa primaria.

Este concepto lo podemos denominar principio de simplicidad.

Uno de los modelos, sino el que más, que cumple con el principio de simplicidad es el que las formas que constituyen nuestro Universo lo son por estables o perdurables, por tanto, son las que alcanzan el suficiente equilibrio termodinámico como para subsistir sobre otras muchas formas de interacción menos estables.

Puede concebirse, por tanto, el equilibrio termodinámico como la causa de la perdurabilidad de las formas de interacción o de matería-energía más selectivas o reiteradas que forman nuestro Universo y a las que debemos conocer y comprender para superar su interacción y sobrevivir, respondiendo de esta forma a nuestro principio de simplicidad más básico, la supervivencia, desde nosotros a cualquier estructura “estable” del universo.

La materia básicamente es el transportador o carrito de energía que compensa los desequilibrios termodinámicos del Universo. Si el transporte es perdurable se convierte en deposito o partícula estable, lo que la física estándar denomina como nucleones (protones, neutrones) que describe a su vez como conjunto de quarks primarios o estables en las condiciones actuales de concentración de energía del universo, mientras otras partículas simbióticas o subordinadas, más intercambiadoras que depositadoras de energía, se las denomina leptones; aparte de otras varias formas de clasificar las diferentes formas de materia, que no sintetizan tanto el conocimiento del universo.

La raíz causal de todas ellas es el mantenimiento de la máxima cantidad de “empaquetamiento” de energía en forma materia en consonancia o equilibrio con las circunstancias del entorno.

Por tanto, en circunstancias globales algo estables la materia depósito tiende sino a incrementarse si a mantenerse, por simple “selección natural inorgánica” desde las partículas elementales perdurables, formadas en circunstancias de máxima concentración de energía, hasta las combinaciones moleculares que faciliten el mantenimiento del conjunto de la masa, hasta que los cambios del entorno termodinámico requieran de nuevas variaciones estructurales de la materia, pero siempre por selección natural inorgánica.


Nuestro universo lo hemos ideado a escala de nuestra interacción con el entorno.

El sistema mks se adapta bastante bien a nuestro espacio y tiempo de interacción.

Un metro es la distancia que abarca nuestros brazos.

Un kilogramo es una unidad de masa que podemos manipular fácilmente.

Un segundo, es el tiempo compatible con, por ejemplo, la carga o descarga de dicho peso.

Si dividimos el metro en mil partes tenderemos un milímetro, el espacio o tamaño compatible con la fauna de insectos que como vemos se mueven o reaccionan a velocidaes de microsegundos.

Ya que los componentes moleculares de los insectos son semejantes a los nuestros y las acciones y reacciones se alcanzan mucho antes por sus pequeñas dimensiones.

Vemos que, de alguna forma, la velocidad de un proceso es inversamente proporcional al tamaño del: cuerpo, molécula, parícula, etc... y cada universo esta sometido a una escala espacio-temporal adecuada.

Si dividimos ese milímetro en mil partes tendremos una micra que es la escala de la vida más simple o de las moléculas más complejas, un universo de la vida microscópica,

Si a su vez, esa micra la dividimos en 10.000 partes tenemos una unidad de medida llamada ángstrom, que es el estándar del diámetro de un átomo. Estamos en el universo de los átomos. Si fueran huevos el área de interacción de los electrones externos distaría dicho espacio del núcleo que a su vez estaría compuesto de protones y neutrones de un tamaño mil veces inferior. Hasta aquí la física a podido penetrar con relativa facilidad y el conocimiento es bastante probable.

Si nos introducimos en el seno de uno cualquiera de los sistemas interactivos llamado protón o neutrón, aunque sea ahora de forma muy teórica y extremadamente difícil por el extremado nivel de interacción interno, podremos, reduciendo mil veces más el espacio, alcanzar los tres nuevos núcleos denominados quarks, dentro de un universo 1/(1000*1000*10000*1000) tamaño del quark en metros. De existir realmente dichas partículas, ¿habremos alcanzado el autentico átomo de Demócrito…?; muy probablemente no.