LA INTELIGENCIA, ¿UNA CUESTION POTENCIAL O DE SIMPLE EXITO?
Siempre se ha intentado dar una respuesta clara al concepto de inteligencia, una palabra extremadamente abstracta, que no define a priori las bases o el sistema de coordenadas donde se enmarca.
De forma sintética, podríamos definirla como: mayor nivel o fortaleza de respuesta cognitiva-adaptativa, al igual que un animal será fuerte si tiene más facultades de sobrevivir a los depredadores por la suma de experiencia y fortaleza física; si bien pueden haber muchas contradicciones sobre dicha respuesta... Por ejemplo: más fuerte podría ser el que evite la lucha que el que venza en ella, si bien, por el contrario, el no enfrentamiento podría relegarlo a posiciones menos dominantes.
De cualquier forma, todos los organismos vivos debemos sobrevivir gracias a nuestras capacidades adquiridas por la evolución. En el ser humano, la capacidad de respuesta cognitiva es el arma adaptativa más evidente, la que nos permite evitar los peligros o problemas y, si no es posible, simplemente superarlos en mejores condiciones.
Existen numerosos test sobre una presunta magnitud de inteligencia, que en general interviene tanto la capacidad de análisis o mayor velocidad de percepción, como la capacidad de síntesis, es decir, de respuesta más integradora o vinculada a la experiencia. Algunos, valoran más la capacidad de análisis y otros la de síntesis.
En los primeros, puede primar: la juventud, la calidad perceptiva de los sentidos, la capacidad de concentración, etc... y en los segundos: la edad, por la mayor acumulación de conocimientos; la facilidad para vincular experiencias, la capacidad de simplificar, etc...
Los test más utilizados en la actualidad son muy análiticos; prima más la velocidad de respuesta que es más fácil de predefinir y, por tanto, son más objetivos que los más sintéticos, difíciles de valorar y programar, ya que todavía no se ha alcanzado el nivel necesario de inteligencia sintética, sobretodo en un mundo tan especializado y circunscrito a las estructuras cerradas como el actual.
Por tanto, si buscamos las personas de las que se sabe que obtienen mejores resultados superando el índice 200 CI por: concursos, pruebas, o simple fama o relevancia social, suelen ser individuos bastante jóvenes.
Por el contrario, si se valora a los grandes realizadores: de la tecnología, de la ciencia, grandes pensadores sintéticos históricos; son personajes con mayor experiencia y, por tanto, mayores de edad.
Hay parámetros estadísticos muy concretos que asocian condiciones o, incluso, defectos, como la miopía a un mayor nivel de inteligencia, aunque moderado ( +7 puntos de media CI en los miopes), quizás, por utilizar más la memoria asociativa (de síntesis) ante las dificultades de percepción visual. Si bien, como hemos dicho, las personas relevantes con mayores índices CI son además de jóvenes, en general, poseedores de buena vista.
En suma, es más que probable, que se requiera una inteligencia específica para cada circunstancia y que no sea fácil potenciar una multiusos o, todavía es más probable, que no tengamos el suficiente nivel de “inteligencia” para poder tratar el tema.